Ramiro Francisco
No siempre, en nuestro programa musical Sábado Viejo, y durante la presentación de algunas de las canciones que todos disfrutamos, decimos, que hay canciones que cuentan historias de rupturas, encuentros, despedidas, Aniversarios, decepción, dolor, llanto, celebraciones, amor, alegrías, y otras, con las que muchas veces nos identificamos como actores importantes de esas tragicomedias.
Y, como que la misma vida, el destino o como usted quiera llamar, a veces nos hace jugadas extrañas, y nos identificamos al quedar plasmadas en canciones como: La Última noche, El Último Café, El Último Amor, El Último Adiós, El Último Fracaso, El Último Beso y hasta en el típico merengue de Tatico, La Última Moda.
A veces si, a veces no, desconocemos hasta sin presentimientos, cuando es la última vez que salimos con vida de nuestras viviendas.
Cuando es la última vez que vemos a nuestra esposa, hijos y nietos. Cuando es la última vez que asistimos al trabajo, montamos nuestro carro, burro o caballo. La última vez, que damos de comer a las gallinas, al perro o al perico.
Ignoramos, cuando es la última vez que nos deleitamos con un hermoso paisaje marino, tocamos el piano, la guitarra, las maracas o la tambora.
No tenemos la facultad de saber, cuando es la última vez que abrazamos a nuestros seres queridos, al amigo…al compadre.
Muchos salieron anoche, desconociendo, que era la última vez. Buena prenda de vestir, el mejor de los perfumes, brillantes zapatos, hermoso reloj, aretes y collar recién comprados, bien acompañados, alegres y con grandes expectativas de disfrutar entre amigos.
Muchos, sin saber que era su última salida, y que jamás volverían vivos a sus casas.
¡Ah la vida! Esas aulas duras, dolorosas incomprendidas y extremas, a las que no siempre tenemos que asistir como simples alumnos.
¿Lecciones para quién? Para nosotros, los que aún nos mantenemos en esta realidad de noche-día, frío-calor, muerte-vida, malo-bueno.
Con cuánta razón se lee en las Escrituras “enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón Sabiduría”.
No está de más, ni es pérdida de tiempo, irnos preparando para aceptar sin miedos, esas últimas realidades.
0 Comentarios