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Las Familias Buscadoras: Una lucha por la verdad y la justicia.

 



Por Araceli Aguilar Salgado


"Cada nombre es una historia, cada rostro es una vida que merece ser encontrada."


El fenómeno de las desapariciones forzadas y no esclarecidas es una crisis humanitaria que ha afectado a innumerables familias en México y en otras partes del mundo. La ausencia de un ser querido no solo representa una herida emocional profunda, sino que también evidencia las fallas estructurales en los sistemas de justicia y seguridad. En respuesta a esta realidad, colectivos de búsqueda han emergido como actores fundamentales en la lucha por la memoria y la verdad.


El Día Internacional de las Familias Buscadoras, conmemorado el 19 de abril, nace de la necesidad de reconocer el incansable esfuerzo de quienes han convertido el dolor en acción. Este día busca visibilizar la crisis de desapariciones y exponer la falta de respuestas estatales, promoviendo una movilización social que exija justicia y verdad.


Orígenes y propósito de la conmemoración


El llamado a establecer un Día Internacional de las Familias Buscadoras surge de la necesidad de formalizar y amplificar la voz de miles de familias que han emprendido la búsqueda de sus seres queridos de manera autónoma. El colectivo Unificación Nacional de Familias Buscadoras ha sido una de las organizaciones que ha impulsado la declaratoria del 19 de abril como un día de reconocimiento y acción.


A diferencia de otras efemérides promovidas por instituciones gubernamentales, esta conmemoración es una iniciativa ciudadana que busca generar conciencia sobre la crisis de desapariciones y la urgente necesidad de cambiar la narrativa en torno a ella. Al conmemorar esta fecha, se enfatiza el papel activo de las familias en la construcción de estrategias de búsqueda y en la exigencia de políticas efectivas.


Las familias buscadoras: entre el amor y la resistencia


Las familias buscadoras no iniciaron esta lucha por elección, sino por necesidad y amor. La desaparición de un ser querido representa una fractura profunda en la vida de quienes esperan su regreso. Sin embargo, en lugar de rendirse ante el vacío y la incertidumbre, estas familias han demostrado que el amor y la memoria pueden ser motores de transformación.


La búsqueda de una persona desaparecida implica recorrer caminos llenos de obstáculos. Desde la indiferencia institucional hasta la falta de recursos para investigaciones, cada etapa del proceso es un desafío. Sin embargo, el esfuerzo colectivo ha permitido que casos antes ignorados salgan a la luz y que muchas víctimas sean identificadas, dando alivio a sus familias y cerrando ciclos de incertidumbre.


Este movimiento también ha promovido redes de solidaridad entre familias buscadoras, generando espacios de apoyo mutuo y estrategias compartidas para realizar brigadas de búsqueda, denuncias y acciones de presión política. A través de estos esfuerzos, las familias no solo buscan a sus desaparecidos, sino que también construyen memoria y resistencia.


El papel del Estado y la exigencia de justicia


Uno de los aspectos más preocupantes de la crisis de desapariciones es la falta de respuestas estatales. En muchos casos, las fiscalías y organismos de justicia han mostrado indiferencia o incapacidad para resolver los casos, dejando la carga de la búsqueda en manos de las propias familias. Esta omisión ha profundizado la desconfianza en las instituciones y ha obligado a los colectivos a desarrollar sus propias estrategias de rastreo, identificación y documentación.


Las familias buscadoras han exigido que el Estado reconozca la crisis de desapariciones, implemente mecanismos eficientes de búsqueda e investigación, y garantice la identificación de restos encontrados en fosas clandestinas y comunes. A través de movilizaciones como la Marcha de la Dignidad Nacional, celebrada cada 10 de mayo, han logrado posicionar sus exigencias en la agenda pública, pero el camino hacia la justicia sigue siendo largo y complejo.


Además, la falta de un marco legal adecuado ha sido un obstáculo significativo en el avance de las investigaciones. Aunque existen reformas en proceso para atender esta emergencia, las familias han señalado que los cambios legales no pueden esperar, y que es necesario actuar con urgencia para evitar que más personas sigan desapareciendo sin que haya consecuencias para los responsables.


Impacto social y sensibilización


El Día Internacional de las Familias Buscadoras no solo busca que el Estado responda, sino que también apela a la solidaridad de la sociedad. La indiferencia generalizada y la normalización de la violencia han llevado a que muchas personas vean las desapariciones como hechos ajenos, sin entender que cada caso representa una fractura en el tejido social.


Por ello, las familias y colectivos han llamado a distintos sectores a sumarse a la visibilización de esta crisis:


Artistas y creadores pueden contribuir con expresiones que representen el dolor y la lucha de las familias, utilizando sus plataformas para amplificar sus voces.


Académicos e investigadores pueden generar análisis y propuestas que permitan entender mejor el fenómeno de las desapariciones y plantear soluciones a nivel estructural.


Medios de comunicación y periodistas juegan un papel fundamental en la documentación y denuncia de estos hechos, evitando que sean minimizados o ignorados por las autoridades.


Sociedad civil organizada puede fortalecer la solidaridad con las familias, participando en acciones colectivas de búsqueda y presión política.


La sensibilización es clave para romper la indiferencia y construir una memoria colectiva que reconozca la dignidad de cada persona desaparecida.


El Día Internacional de las Familias Buscadoras es una fecha de reconocimiento y acción. A través de esta conmemoración, las familias refuerzan su demanda de justicia y envían un mensaje claro: la búsqueda no se detendrá hasta que cada persona desaparecida sea encontrada.


Este día también nos obliga a reflexionar sobre nuestro papel como sociedad. La lucha de las familias buscadoras no es solo suya, sino de todos. Apoyarlas, amplificar su voz y exigir justicia no es solo un acto de solidaridad, sino una responsabilidad colectiva.


Que el 19 de abril sea un recordatorio de que la memoria es resistencia, de que la verdad no puede ser enterrada y de que la justicia no debe depender de la voluntad de las instituciones. En cada familia buscadora hay una historia de amor, dolor y esperanza, y su lucha es la de un país que no puede permitirse seguir ignorando a quienes han desaparecido.


"Cada paso en la búsqueda es un grito de justicia, una lucha por la verdad y la dignidad."


Araceli Aguilar Salgado Periodista, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero E-mail periodistaaaguilar@gmail.com

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