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El Thunder y los Pacers, equipos sin impuesto al lujo, se medirán en las Finales de la NBA que arrancan el jueves.

La construcción de un equipo contendiente en la NBA nunca fue una tarea sencilla. Especialmente en los tiempos que corren.

A la hora de emprender la tarea, generalmente uno se enfoca en tratar de encontrar una combinación de nombres que, por características de juego, puedan complementarse dentro de la cancha y que logren conformar un equipo con todas las letras. Pero el trabajo de los gerentes generales suele ser mucho más complejo que ello.

Hay que contratar a la mayor cantidad de estrellas posibles? ¿Es mejor asegurar un plantel que garantice una rotación larga en todas sus posiciones y limitar el número de megaestrellas? ¿Hay que estar dispuestos a pagar impuesto al lujo, o incluso superar la primera o segunda plataforma del convenio salarial vigente, para llegar al menos a disputar la final?

Estas son algunas de las preguntas que cada franquicia debe abordar a la hora de establecer un rumbo a seguir. Y por lo mostrado por los Indiana Pacers y el Oklahoma City Thunder, las dos franquicias tenían bien establecido el norte al que apuntaban: ser eficientes tanto a la hora de elegir como de gastar. La final, que comenzará el próximo jueves 5 de junio, será la primera en que ninguno de los dos equipos que la disputen tenga la obligación de pagar impuesto al lujo desde que se implementó esta medida.

Los Pacers, con una nómina de 169.1 millones de dólares en salarios, quedaron 1.7 millones por debajo de la línea del impuesto. El Thunder, por su parte, gastó 165.6 millones de dólares en salarios, unos 5.2 millones de dólares por debajo del límite.

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